tag:blogger.com,1999:blog-6998158973629914652.post2492809903732119226..comments2008-06-25T14:31:47.773-03:00Comments on Introducción al Derecho 2008: Concepto: El derechoMaria del Carmen Rossanohttp://www.blogger.com/profile/18314121466346429127noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-6998158973629914652.post-71696487692388381552008-06-25T14:31:00.000-03:002008-06-25T14:31:00.000-03:00le envio algo interesanteun saludofernando zajacEl...le envio algo interesante<BR/>un saludo<BR/>fernando zajac<BR/><BR/>El gallo madrugador y los impuestos<BR/><BR/> <BR/><BR/>Un gallo madrugador decidió separar de su ración diaria algunos granos de trigo con la finalidad de plantarlos en vez de comérselos. Para la tarea de cultivar, convocó a los otros animales que estaban paseando en su entorno mientras buscaban alimento por el piso. <BR/><BR/> <BR/><BR/>- Vamos a plantar estos granos y así tendremos pan. ¿Quieren colaborar?<BR/><BR/> - ¡Noooooo ! -respondieron a coro los animales que poblaban la granja-<BR/><BR/> <BR/><BR/>El gallo previsor no se desanimó e igualmente sembró. Trabajó solito y el trigo no demoró en crecer.<BR/><BR/> <BR/><BR/>- Vamos a cosechar el trigo, propuso el gallo al resto de los animales.<BR/><BR/> <BR/><BR/>- Yo no -dijo el ganso- ¿para qué voy a trabajar si ya estoy cobrando un subsidio sin tener que hacer nada? <BR/><BR/> <BR/><BR/>- Yo tampoco porque el trabajo esclaviza, exclamó el cerdo, mientras persuadía al resto para que se negaran a trabajar. <BR/><BR/> <BR/><BR/>Ante tales respuestas que se multiplicaban con apenas unos pocos matices distintos, el esforzado gallo decidió trabajar solito en la cosecha sin la colaboración de los otros.<BR/><BR/> <BR/><BR/>Llegó el momento de amasar y cocinar el pan. El laborioso gallo ofrece a los demás una última posibilidad de trabajar.<BR/><BR/> <BR/><BR/>- ¿Quién me ayuda a amasar el pan?<BR/><BR/> <BR/><BR/>Sin obtener ni una sola respuesta afirmativa, el gallo amasó y cocinó el pan. Una vez que el pan quedó pronto y sabroso, todos los animales se acercaron porque querían comérselo. <BR/><BR/> <BR/><BR/>El sacrificado gallo pensó y les dijo:<BR/><BR/> <BR/><BR/>- Miren, ustedes que nunca quisieron trabajar y siempre se negaron a ayudarme, deberían saber que para comerlo no es necesaria la ayuda de los demás...<BR/><BR/> <BR/><BR/>El cerdo, interrumpió bruscamente: ¡Están siendo violados nuestros derechos!<BR/><BR/>La vaca que estaba pastando como distraída, escuchó la queja y mugió: ¡oligarca!, <BR/><BR/> <BR/><BR/>El ganso se sumó a la protesta y le increpó: -¡Egoísta explotador! ¡Criminal! ¡Genocida!<BR/><BR/> <BR/><BR/>El pato gritó enojado: ¡Individualista, capitalista, torturador!<BR/><BR/> <BR/><BR/>Los animales se movilizaron con la ayuda de víboras muy venenosas, expertas en agitación social y en el fomento del odio y la lucha de clases. Contando con la colaboración “espontánea” de papagayos rojos incrustados en ONGs y en todos los medios de comunicación, organizaron una concentración seguida de una marcha encabezada por una gran faja y varios carteles con leyendas pintadas en letras gigantes. Muchos carteles, pocos animales pero grandes espacios en los medios... En uno de los grandes carteles podía leerse “injusticia social”, en otro “soluciones ya”, en otro “ocupar”... <BR/><BR/> <BR/><BR/>Así preparadas "espontáneamente" las cosas y generado el clima propicio, irrumpe en escena un ave de rapiña junto a un Zorro astuto y resentido que sabe mostrarse sereno y aplomado. Eran los recaudadores de impuestos quienes le cobraron compulsivamente al gallo laborioso una gran parte del pan “para atender las necesidades de los otros” (que se habían negado a trabajar).<BR/><BR/> <BR/><BR/>Así, todos comieron. El cerdo, el ganso, el pato, las víboras venenosas, el zorro y las aves de rapiña participaron del banquete hasta que el pan se terminó. Nadie más plantó trigo; nunca más volvieron a tener pan en esa granja y todos se siguen arrastrando para encontrar por el piso algo que les permita subsistir. <BR/><BR/> <BR/><BR/>---oooOooo---<BR/><BR/> <BR/><BR/>En general, es común que le denominemos “robo” a toda conducta que suponga quedarse con lo ajeno, apropiarse de lo que legítimamente pertenece a otro. Así, cuando un asaltante nos quita la billetera, decimos que sufrimos un robo y al delincuente lo acusamos por ladrón.<BR/><BR/> <BR/><BR/>Y ¿cómo debemos llamarle al Gobierno que mete la mano en nuestros bolsillos, en nuestros salarios, en nuestros ingresos, en nuestras ganancias, en los bienes muebles e inmuebles que integran nuestro patrimonio?<BR/><BR/> <BR/><BR/> <BR/><BR/>La cacería de cerdos y la demagogia populista<BR/><BR/> <BR/><BR/>Hace unos meses, visité una estancia en la que se elaboraban jamones caseros. Al pasar por un chiquero, me llamó la atención el porte de una chancha amamantando a unos cuantos lechones. Para satisfacer mi curiosidad, le pregunté al hijo del patrón sobre esos cerdos.<BR/><BR/> <BR/><BR/>“Espere que llamo a mi padre, a él le va a gustar contarle la historia de nuestros cerdos”, me respondió el joven. <BR/><BR/> <BR/><BR/>Por la puerta de la cocina emergió un gigante de cabellos blancos que se desplazaba dificultosamente asistido por un bastón. Me invitó a sentarme a la mesa de la galería donde reinaba un enorme botellón de alcohol de nuez. <BR/><BR/> <BR/><BR/>- “¿Ud. sabe cómo se cazan los chanchos salvajes del monte?”, me espetó el paisano sin más trámite, mientras me servía un vasito chato de ese brebaje.<BR/><BR/> <BR/><BR/>- “Bueno, creo que con perros que 'los paran' y un fusil que los sacrifica”, le contesté presintiendo que la historia venía por otro lado y que el viejo sabía mucho más que yo… <BR/><BR/> <BR/><BR/>“En este caso, no es así”, me dijo. “Cuando le explique cómo los cazo, Ud. va a poder sacar algunas conclusiones…”. <BR/><BR/> <BR/><BR/>“Mire, detrás de aquella cortina de árboles, hay un monte sin trabajar. Ahí, suele haber chanchos salvajes. Para cazarlos, hay que comenzar por buscar un manchón sin matorrales y tirar un poco de maíz en el piso. Cuando los chanchos lo descubren, van a comer todos los días y solo hay que reponerles diariamente la ración. Una vez acostumbrados, se construye una cerca en uno de los lados del sitio mientras le sigue poniendo alimento. Por unos días parece que desconfían, pero después terminan por volver. Entonces se hace otra cerca a continuación de la anterior, y les sigue poniendo comida. Y así sucesivamente, hasta que casi cierra los cuatro lados y solo deja una abertura para un portón. Para entonces, se han acostumbrado al maíz fácil, ya no tienen desconfianza ni le temen a los cercos y entran y salen casi con naturalidad. Entonces Ud. va y coloca el portón, lo deja abierto y sigue poniendo maíz, hasta el día que va al corral y encuentra a toda la piara comiendo y le cierra la puerta. Al principio empiezan a correr en círculos como locos, pero ya están atrapados. Pronto se tranquilizan, vuelven al alimento fácil y aceptan la esclavitud”.nacho zajachttps://www.blogger.com/profile/00933024693472839004noreply@blogger.com